lunes, 27 de octubre de 2008

.·* Los floggers



.·* ¿Cómo son los floggers?


Es el primer grupo que se define por su uso de internet. Miden su popularidad de acuerdo a la cantidad de amigos que firman su blog de fotos.

Los floggers son la primera tribu urbana que se define por su uso de internet, en particular del portal Fotolog.com. Se trata de una red social gratuita donde los usuarios publican una foto por día en su flog (abreviatura de foto-log, o “bitácora de fotos”) con un texto breve y pueden recibir hasta 20 comentarios o “firmas” de sus amigos. La popularidad de cada flogger se mide por la cantidad de firmas que reciben y por el número de usuarios que los agregan como amigos. Este acto es conocido como “effear”, por lo que es común escuchar a los floggers diciendo “te effeo, effeame”. Para muchos floggers populares, el límite de una foto por día y 20 firmas por foto no es suficiente. Aspiran a tener una cuenta “gold camera”, un servicio pago que eleva el límite a seis posteos diarios y 100 comentarios. Hay concursos en los que se sortean “gold cameras”: para ganarlos, cada usuario debe recibir un voto en un sitio especial Por eso, la rutina de los floggers tiene por objetivo hacer amigos y volverse popular. Esta es la razón por la cual los centros comerciales y algunos otros lugares-fetiche desbordan de adolescentes de entre 12 y 20 años, cámara en mano, posando para cientos, miles de fotos. El aspecto de los floggers cumple la función de destacar y llamar la atención: usan peinados largos y desmechados, con flequillos que les tapan la mitad de la cara, y las mujeres se maquillan con colores fuertes. El jean de corte ajustado (o chupín) de varios colores es uniforme para ambos sexos, acompañado por remeras escotadas y camperas, todo de colores chillones. El look se completa con zapatillas de lona, gorras, vinchas, y grandes lentes de sol. En Argentina hay millones de fotologs, pero el más popular de todos es el de cumbio, una adolescente de 17 llamada Agustina Vivero. Cumbio fue descubierta en el sitio y ahora es modelo en campañas de Nike y desfila en algunos boliches. Otra flogger destacada solía ser la hija de la presidente, Florencia Kirchner. Si bien no adhería a la moda o el look de los floggers, mantuvo dos fotologs que luego cerró a pedido de su madre, Cristina Fernández de Kirchner.






.·* Fotolog le regaló sus 15 minutos de fama


Abraham se convirtió en el flogger más popular de Tucumán, su página recibe 100 visitas diarias y muchos adolescentes lo imitan. Estudia en el Instituto Técnico de la UNT y sostiene que su vida es normal. Un "look" característico.

Cuando camina por el centro, Abraham Daruich no puede avanzar 10 pasos sin que una jovencita lo salude o lo reconozca. “Muchas veces veo que hacen comentarios en voz baja mientras me miran y algunas hasta se acercan a saludarme”, cuenta el adolescente que el sábado cumplió 17 años. El se define como flogger. Pero no es un miembro más de esta tribu urbana: es el flogger más famoso de Tucumán.A fines de 2006, Abraham descubrió que en una página de internet podía subir fotos, escribir sus memorias y conocer a otros cybernautas que utilizaban el mismo servicio de forma gratuita. Unos meses más tarde se transformó en usuario de Fotolog, una página similar pero que era más visitada que la anterior. En ese momento, su vida cambió.“Me hice famoso por ser uno de los primeros en tener un flog. Nada más”, cuenta el joven que, por día, recibe 100 comentarios de usuarios de Fotolog (el máximo permitido por ese servidor). Es que, según dice, más allá de ser flogger, es un chico como cualquier otro: vive con su mamá, su papá, dos hermanos; estudia en el Instituto Técnico de la UNT; después de clases le gusta pasear por el centro y los fines de semana sale con sus amigos y amigas.El fenómeno flogger se hizo conocido a fines del año pasado en Buenos Aires y no tardó en llegar a Tucumán. Dentro de la categoría flogger entran los jóvenes de entre 13 y 20 años que se relacionan por medio de flogs (páginas personales que desde servidores gratuitos como Fotolog o Metroflog permiten subir a la web fotos propias y esperar que otros las miren y dejen comentarios, “firmen”, en el léxico flogger). Abraham cuenta que sí le gusta ser conocido, pero reconoce que él sube fotos como las de cualquier otro flogger. “Pongo imágenes mías, con cualquier fondo, y añado una frase que me gusta o cuento lo que me pasó ese día”, detalla.Desde que abrió su espacio, intenta mantener el ritmo y subir una foto por día, para que su flog no quede desactualizado. “Además, así la gente está pendiente de tu flog, lo visita más y eso te da la posibilidad de conocer chicos como vos, que te entienden más que los otros”, explica Abraham. Pero admite que, a la hora de elegir novia, prefiere una chica que no tenga nada que ver con ese mundo porque le parece “más interesante”.




.·* Un recuerdo

Los domingos, a las 19, Abraham se reúne con otros floggers en el shopping El Portal. “Somos todos amigos. Pero también hay quienes no nos quieren”, aclara.Abraham sabe que el fanatismo por el Fotolog forma parte de una etapa de su vida. Y reconoce que, dentro de unos años, cuando se reciba de arquitecto y forme su familia, su adolescencia será un recuerdo de cuando fue “el flogger más famoso de Tucumán”.




.·* Lo conocen en otras provincias y en el exterior

El joven de 17 años asegura haber sido uno de los primeros usuarios de flogs en el NOA.
La fama de Abraham Daruich supera los límites de la provincia. El reconoce la causa: internet no tiene fronteras. Este flogger sabe que su vida sería distinta si no hubiera llegado casi de casualidad hasta el portal que Metroflog.com tiene en la red.“Me suscribí y empecé a subir fotos. Después cambié de servidor y empecé a usar Fotolog.com. Por medio de las firmas que dejaban los que posteaban en mi flog comencé a conocer gente de todo el mundo. Incluso, otros amigos me pagaban la suscripción gold para poder subir más de una foto por día (cuesta cinco dólares por mes). De esa manera yo podía ganar más firmas”, contó.“Empecé a hacerme conocido en Tucumán, en Salta y en Catamarca porque soy uno de los primeros usuarios de Fotolog en esta zona. Mi fama llegó a tal punto que cuando viajé a Cataratas del Iguazú con mi familia, una chica catamarqueña me sacó una foto para después subirla a su fotolog y mostrar a sus contactos que me había visto”, recordó Abraham.Aunque para muchos suene extraño el hecho de que una página sencilla de internet donde sólo resaltan fotos caseras lance a la fama a un adolescente, es una tendencia que está instalada en todo el país. La flogger más famosa de la Argentina es una chica conocida como “Cumbio”.Agustina Vivero, de 17 años, hizo de su flog personal el más popular del país. Y los números lo reflejan: tiene más de 30.000 páginas vistas por día y más de 1.000 fotos subidas en un año. Además, más de 24.000 chicos integran sus contactos.Fotolog.com, uno de los servidores más famosos entre los floggers, fue creado en 2002 como una comunidad para un pequeño grupo de amigos en Estados Unidos. En la actualidad, lo usan más de 23 millones de personas en todo el mundo. En la Argentina se calcula que hay más de dos millones de jóvenes que tienen sus sitios propios. Hay otros servidores como Metroflog.com , Hi5 y Facebook, que ya tiene 100 millones de usuarios pero que, en general, tienen más edad que los de Fotolog.com.




.·* La meta de un flogger es ser atractivo y popular


Una de las más recientes tribus urbanas se caracteriza por subir sus fotos a internet, usar flequillo, chupines y prendas de tonos estridentes. Son jóvenes de entre 13 y 20 años. Bailan música electrónica como una suerte de ritual. Cuidan su imagen. Se definen como no violentos.

Rápido, antes de que el flash de la cámara ilumine el atardecer que cae sobre el shopping El Portal de Yerba Buena, saca un peine del bolsillo y se acomoda el flequillo castaño, que le cubre la frente. Inmediatamente, adopta alguna pose que, aunque parece improvisada, fue bien ensayada frente al espejo de su casa. Vestido con una campera amarillo patito, una remera roja de cuello en V y un pantalón chupín de jean, Juan espera en el estacionamiento a sus amigos, quinceañeros como él. Son casi las 7 de la tarde de un domingo, horario en el que los floggers tucumanos se juntan para su ritual semanal: bailar música electrónica ante las miradas de asombro o de simpatía que despiertan en quienes pasean por el centro comercial.De a poco, otros chicos con peinados llamativos van sumándose al grupo. Las cámaras de los celulares apuntan a uno o a otro joven; siempre lo hacen en busca del más popular. Es que ser flogger implica justamente eso: un camino para ser reconocido por otros adolescentes, para sentirse admirado, lindo, codiciado, según lo define Daniel, de 19 años, quien ingresó en esta tribu urbana cuando regresó de España, donde vivía. “Si no llegás a ser popular, sos un fracasado”, agrega crudamente.El fenómeno flogger se hizo conocido a fines del año pasado en Buenos Aires, cuando los medios empezaron a publicar las costumbres de estos chicos. Y no tardó en llegar a Tucumán. Esta tendencia es una especie de hija adolescente de internet. Quienes se encuadran dentro de ella son jóvenes de entre 13 y 20 años que se relacionan por medio de flogs, páginas personales que, desde servidores gratuitos como Fotolog.com o Metroflog.com, permiten subir a la web fotos propias y esperar que otros las miren y dejen comentarios (“firmen”, en el léxico flogger). Estas páginas son el nexo entre ellos, mientras que el cuidado de la imagen personal es el denominador común. Es que para ser popular hay que ser atractivo y fotogénico, ya que la ruta a la fama depende de cuán bien se vean en las fotos que se suben al flog personal. Por eso, ninguno se avergüenza al sacar el peine y el pequeño espejo que todos llevan en el bolsillo. ¿Y quién es famoso? Aquel cuyo flog es el más visitado.





.·* Uniforme de colores


Es fácil reconocerlos entre la multitud que cada domingo invade el shopping. Su “uniforme” de colores los distingue. Llevan el flequillo sobre la frente (sin que les cubra los ojos), tanto las chicas como los varones usan pantalones chupines, zapatillas coloridas (Nike o John Foos) y remeras con cuello en V. Todas las prendas son de tonos alegres y estridentes. “Los floggers famosos marcan la moda. Si ellos aparecen con algo nuevo, lo empezamos a usar”, explica Abel, de 16 años. “Desde que soy flogger tengo el triple de ropa de lo que tenía antes ¿Si me dicen algo en casa? No, nada. Mi papá me corta el pelo y mi mamá me acompaña a comprar la ropa”, responde Juan. “Somos una sociedad tranquila; hacemos lo que nos gusta. No molestamos a nadie. Pero sí nos sentimos discriminados. Los otros chicos nos dicen que somos maricones y siempre nos quieren pegar. Nosotros no respondemos; la violencia no va con nosotros. Cuando nos tiran la bronca, preferimos irnos”, aclara Daniel.




.·* Una ciudad grande
Los floggers tienen dos hábitats naturales. Uno es frente a la computadora, donde -según admiten- pasan unas seis horas por día como mínimo. El otro son los shoppings, un espacio propicio para mostrarse, cuenta Lucía, de 14 años. En la cara de muchos adultos que pasan junto a ellos se dibuja una expresión que parece revelar una pregunta: ¿no tendrán vergüenza? “La vergüenza ya no existe. Tucumán es una ciudad grande donde uno puede hacer lo que le gusta”, sostiene Daniel.De pronto, Lucía le da un celular a Eric, de 14 años. El se lo pone en el oído y empieza a sacudirse histéricamente. El resto no escucha la música electrónica grabada en el teléfono. Pero Eric se mueve rápido, repitiendo los pasos que aprendió de tanto mirar los videos que suben a YouTube.com los floggers famosos de Buenos Aires. Otros se suman al baile. Saltan, sus piernas se desplazan de un lado a otro. La gente mira. Algunos conductores bajan la velocidad para apreciar mejor las piruetas de los adolescentes. Lo que no saben es que están frente al ritual flogger de cada fin de semana en Tucumán.





.·* Cumbio es la fotologgera más popular del país


A primera vista, Agustina Vivero es una adolescente más: 17 años, el pelo lacio peinado con un flequillo bien largo que le tapa uno de los ojos, ni alta ni baja, ni especialmente linda, tampoco fea, con un piercing en uno de sus labios.
Sin embargo, por alguna razón, su fotolog es el más popular del país: no sólo cuenta con 30.000 páginas vistas por día (y más de dos millones y medio desde que lo creó, hace apenas un año y medio), sino que, como todo personaje cada vez más público, ya generó clubs de fans y decenas de blogs y flogs a favor y en contra. Tal es su poder de convocatoria que cuando en junio organizó e invitó vía web a la primera fiesta Flogger, consiguió reunir nada menos que a cinco mil personas que se distribuyeron en los boliches Ku y Abadía.Las preguntas son varias: ¿Quién es esta teen taekwondista que ya pasó por tres colegios secundarios? ¿Cuál es el secreto de su popularidad? ¿Cómo es que tiene más de 20 clubs de fans que la idolatran? ¿Cómo hizo para destacarse en un mundo de casi tres millones de floggers? Gracias a una entrevista que le hicieron a Agustina para la revista Rolling Stones, se pudieron sacar algunas conclusiones: la cantidad de seguidores de Cumbio podrían llenar cuatro Luna Park, su nombre se convirtió en una marca y ella es una gran organizadora de eventos que consigue convocar cada vez más adolescentes. Cumbio logró que muchos floggers abandonen su anonimato detrás de la computadora y pasen al mundo de los encuentros reales, en vivo y en directo. Es así, que desde enero se realizan reuniones todos los miércoles en el Shopping Abastocon el fin de divertirse y bailar el “pasito” de moda que inventaron. Fotolog en Argentina es la red social más grande, superando a Facebook y MySpace. Además, es el tercer espacio más importante, después de Google y Windows Live, a pesar de que muchas personas que superan los 18 años no saben qué significa la palabra, ni mucho menos de qué se trata todo esto.La realidad es que los floggers más que una tribu urbana, son el modelo de vida elegido por muchos adolescentes argentinos. Como toda organización, cuenta con un líder y esta vez es una mujer, ella es Cumbio. Conocela en www.fotolog.com/cumbio.